jueves, 22 de septiembre de 2016

Empresas en reestructuración

Consiste en invertir en empresas que atraviesan por malos momentos debido a la mala marcha del negocio, pleitos, catástrofes naturales, etc. En estas situaciones el balance y la cuenta de resultados están muy deteriorados, por lo que la cotización llega a niveles muy bajos. En muchas ocasiones la empresa corre un riesgo alto de desaparecer.
El análisis técnico, las velas japonesas y el análisis fundamental no sólo no son excluyentes sino que es preferible combinarlos, especialmente en este tipo de situaciones porque en estas circunstancias es habitual que muchos inversores toman decisiones irracionales, tanto al alza, provocando fuertes rebotes en empresas que están prácticamente abocadas a la desaparición, como a la baja, vendiendo a cualquier precio las acciones de empresas que tienen problemas pero es muy improbable que lleguen a desaparecer.
Es imprescindible seguir muy de cerca las soluciones adoptadas para reflotar la empresa, ya que en ocasiones se da entrada a nuevos socios que aportan capital pero a cambio de diluir la participación de los antigüos accionistas en la empresa. Puede darse el caso de que ese nuevo capital reflote la empresa y esta vuelva a obtener beneficios pero sin embargo el valor de las antigüas acciones quede reducido en mayor o menor medida, llegando incluso a cero.
En la inversión de valor se compran empresas cuyo valor es muy superior a su cotización y se espera a que el mercado reconozca ese valor. En las empresas en reestructuración es diferente; se compra algo que está muy mal pero que, en opinión de los inversores que compran esas acciones, tiene posibilidades de incrementar su valor mediante transformaciones en sus activos, planes de actuación especiales, cambio radical de la actividad de la empresa, etc. En realidad las reestructuraciones son un caso específico, bastante más arriesgado de lo habitual, de la inversión de valor.
En caso de que la inversión resulte un éxito las revalorizaciones suelen ser mucho mayores que la media del mercado, y las posiciones normalmente se mantienen durante años, ya que a una empresa no se le “da la vuelta” en dos días.
En muchas ocasiones la cotización de estas empresas puede evolucionar de forma muy distinta al conjunto del mercado, pudiendo tener grandes revalorizaciones mientras el mercado cae si los planes de la empresa tienen éxito o fuertes caídas mientras el mercado se revaloriza de forma importante si la empresa no consigue salir de su crítica situación.
Los ejemplos son infinitos pero por citar unos pocos; una empresa de fabricación de volantes que se reconvierte en fabricante de neveras, una industria que se reconvierte en inmobiliaria aprovechando los terrenos de sus fábricas, etc. NOKIA, por ejemplo, empezó siendo una papelera en 1865 y ha tranformado su negocio en varias ocasiones hasta la actualidad.
Este tipo de inversiones tienen un riesgo muy alto.

Empresas cíclicas

Los valores cíclicos no son una buena opción para la inversión a largo plazo (entendida como ”comprar y mantener”) porque su historial de beneficios está lleno de grandes subidas y bajadas. Es relativamente normal que una empresa cíclica gane la misma cantidad de dinero en la actualidad que hace 10 ó 20 años, tan normal como que de un año para otro multiplique sus beneficios por 4 para después perder dinero dos años más tarde. Debido a esto sus dividendos, en general, sufren los mismos altibajos que los beneficios.
En los malos momentos las cotizaciones sufren auténticos desplomes. Sin embargo durante la parte buena del ciclo sus cotizaciones suben mucho más que las de las empresas sólidas. Cuando se invierte en empresas cíclicas el objetivo es acercarse lo máximo posible a comprar en la parte baja del ciclo y vender en la parte alta. Para ello hay que conocer muy bien el sector al que pertenece la empresa desde el punto de vista fundamental y/o utilizar el análisis técnico y las velas japonesas.
Por muy bien que se dominen cualquiera de estas técnicas siempre hay que preveer que podamos estar equivocados, por lo que es necesario establecer una estrategia para salir en caso de que las cosas no marchen como esperamos. Si se entró por los fundamentales de la empresa podría salirse cuando dichos fundamentales se deterioren gravemente, o más allá de lo que habíamos previsto. Si se entró por análisis técnico debe establecerse un stop-loss basado en la cotización. Los sectores cíclicos más típicos son aerolíneas, fabricantes de automóviles, acereras, papeleras, y empresas relacionadas con las materias primas en general.